La ‘Casa Rudofsky” de Frigiliana será declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía
La casa de la localidad malagueña de Frigiliana que fue residencia de verano y última obra construida por el arquitecto Bernard Rudofsky (Moravia, 1905-Nueva York, 1988) será inscrita en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural (BIC) con la tipología de monumento.
Esta obra, de importancia internacional y cuyo proyecto arquitectónico data de 1970, constituye un patrimonio indiscutible de la arquitectura contemporánea andaluza, ha informado hoy en un comunicado la Junta, que ha iniciado los trámites para la inscripción de la “Casa Rudofsky” como BIC.
Refleja las propuestas que el autor desarrolló durante toda su carrera, como la sensibilidad hacia el territorio y el paisaje, la austeridad de medios y la recuperación contemporánea de la sabiduría de la arquitectura vernácula.
La singularidad del inmueble reside además en el respeto al paisaje rural y sus alrededores, para lo que se conservó tanto la topografía abrupta como la vegetación original de olivos, pinos e higueras, que se insertaron perfectamente en el paisaje.
Se renunció así a los movimientos de tierras para manipular las cotas naturales o al diseño de jardines y se limitó la intervención a delicados senderos realizados con material cerámico artesanal.
El pórtico es el elemento vertebrador de la “Casa Rudofsky”, al distribuirse la vivienda en dos piezas a ambos lados del mismo, y entenderse éste como “un marco tridimensional del paisaje”, según la definición del propio arquitecto.
El gran valor del interior de la casa radica en su sabia interpretación contemporánea y universalista de las claves locales y de la tradición de la vivienda mediterránea.
El arquitecto no sólo estudió el lugar como entorno físico y natural de su creación, sino también como fuente cercana de recursos materiales, y por ello no es casual el empleo de la teja árabe y el barro para los revestimientos.
La obra de Rudofsky es escueta, centrada en la escala menuda de lo doméstico, pero imprescindible como complemento del desarrollo de sus reflexiones sobre el habitar y que el autor complementó con sus publicaciones.
En sus casas prevalece siempre la salvaguarda de la intimidad frente al colectivo, la lectura de la vivienda como un universo propio, contenedor simbólico de la construcción de la identidad personal