El diputado de Medio Ambiente propone un pacto por la cultura alimentaria malagueña
“Cultivar, comerciar con alimentos y comer son actividades con un alto contenido sociocultural, ético y político. Los ciudadanos y las instituciones tenemos el deber de preservar nuestra cultura alimentaria, los conocimientos transmitidos por generaciones sucesivas, los ecosistemas y los modos de vida relacionados con la producción de alimentos, así como la seguridad alimentaria y la diversidad de la economía local”. Con este razonamiento como punto de partida, el diputado de Medio Ambiente, Miguel Esteban Martín, ha lanzado la propuesta de un Pacto por la Cultura Alimentaria Malagueña, durante su intervención, ayer, en el ciclo de conferencias que bajo el título de Cultura alimentaria y ciudadanía organizan la asociación Carta Malacitana y el Ateneo de Málaga.
El diputado de Medio Ambiente pretende implicar a las diversas administraciones, al sector de la hostelería, al de la producción ecológica, a la Universidad, a sindicatos y organizaciones de consumidores en esta apuesta por la cultura alimentaria malagueña que, según Martín, “tiene un indiscutible valor nutricional, pero también un valor cultural, socioeconómico y ambiental, porque implica una apuesta por la sostenibilidad, por la agricultura local, por la cercanía entre productores y consumidores y por la promoción de un importante valor identitario, como es la cocina popular”. El diputado ha añadido que, en su opinión, “las administraciones públicas deben ser ejemplares y preservar y potenciar los productos malagueños en el marco de una cultura alimentaria sostenible”.
Miguel Esteban Martín ha destacado que los objetivos de programas como el Plan de Fomento de la Producción Ecológica en la Provincia de Málaga o el Plan Provincial de Sostenibilidad desarrollados por el área de Medio Ambiente de la Diputación, son “generar cambios que afecten de forma positiva a la vida cotidiana de la población. En este sentido, la cocina y la alimentación, que son prácticas cotidianas, pueden servir para plasmar los beneficios de una relación sostenible con los recursos naturales”. “La Nueva Cultura Alimentaria que pretendemos es aquella que asume la cocina tradicional del territorio, los alimentos ecológicos locales, los canales cortos de comercialización y los beneficios para consumidores y productores, pero para eso es necesario el compromiso no sólo de las administraciones y los agentes sociales, sino también de los ciudadanos y ciudadanas en tanto que consumidores”.
