Condenado a dos años de prisión por la muerte en una montería de José Luis Pezzi
José Luis Pezzi falleció el 17 de noviembre de 2006 mientras participaba en una montería en Posadas (Córdoba) debido a un disparo imprudente realizado por otro participante en la montería. Pezzi era hermano del ex consejero de Educación Manuel Pezzi y a finales de la pasada década fue objetivo de ETA, que había planificado su secuestro en circunstancias similares a las que se saldaron con el asesinato del edil vasco Miguel Ángel Blanco. A pesar de esa amenaza se presentó a las elecciones de 1999 y el PP obtuvo por primera vez mayoría absoluta en el municipio.
La Audiencia Provincial de Córdoba, sección 3, ha finalizado el procedimiento judicial el día 9 de abril de 2012 reiterando la sentencia en primera instancia, de 10 octubre 2011, por homicidio imprudente al acusado M.R.S.D., condenándolo a dos años de prisión, tres años de privación del derecho a la tenencia de armas, comiso del arma utilizada, pago de las costas e indemnizaciones a los herederos.
En la sentencia firme de la Audiencia señala como “hubo un testigo, otro cazador, que manifestó que había visto al acusado salirse en varias ocasiones de su puesto” indicio claro de “que si no se hubiera movido de
su puesto [el disparo] no habría tenido la trayectoria que desgraciadamente tuvo”; certifica la correcta disposición en su puesto de Pezzi y cómo ésta era conocida por el acusado del que estaba separado sólo por un alcornoque, y no obstante disparó “hacia el otro puesto, en una trayectoria prohibida, alcanzado de lleno no sólo al fallecido, sino rozando la pernera del pantalón de su acompañante”.
La familia había recurrido una conclusión de la sentencia que atañía a la contribución del fallecido en la producción del accidente, pues consideraba probado un desplazamiento del puesto de Pezzi de 1,9 metros y le atribuía parte del daño causado. El Tribunal de Apelación ha considerado este movimiento de tan escasa entidad que no resta importancia al hecho de que el disparo se realizó en dirección a su puesto, indebidamente, pues el cadáver estaba al lado de su silla y muy cerca de la pared a la que debía estar pegado “haciendo únicamente un movimiento necesario para cazar, que fue levantarse de la silla (lo que supone adelantarse un poco) y girarse”.